Uno de los recuerdos más nítidos eran las rodillas desolladas, las hojas crujiendo bajo mis zapatillas, y yo abalanzándome sobre aquel cauce frío de agua bajo el cielo de agosto. ¿Estás dónde te digo? Segundos antes se creaba la velocidad caliente y pegajosa que rozaba mis hombros , y la carcajada quedaba sorda tras la dentadura a veces ausente.
A ver, cómo explicarlo para que se me entienda. Vamos a reparar juntos en esto. La virginidad quedando atrás a pasos agigantados, como en el juego en que aplastas con un mazo las cabezas de los topos, pum pum pum1. Después de todo, ¿esto es escritura libre, no?
Llegué con la prisa por el llanto y respirar este gas natural ,aunque algo enrarecido, aterrizando directo hacia al abrazo materno, donde descubrí mi primera casa. Años más tarde descubriría mi segunda, las torrijas de la abuela Tula, pero para eso aún quedaba.
Los primeros meses todo se basó en la comunicación no verbal, algo tediosa, pero al fin y al cabo mi único recurso. Dicen que son muecas asépticas pero yo creo que guardan detrás el asombro de lo nuevo. Todo aquello que no puedes aún explicar con palabras. Manchas borrosas, bocas abiertas y sonidos rítmicos para darte a conocer la vida.
En esta etapa uno se vuelve adicto a este estado de constante despertar neuronal, tocar, oler, probar, mirar. La curiosidad hecha gasolina, y de la buena. Y sobre mí una cadena de microsensaciones nuevas que parecía no acabar. ¿Me puedes explicar qué es esta maravillosidad2?
Descubrí historias en las nubes en mis paseos horizontales, con el sol dejando ver vetas de cebra alrededor de una pupila inexistente. Cada diez pasos mi madre se detenía mientras se acercaban hordas de seres desconocidos dispuestos a pellizcarme reparando en lo rollizo de mis muslos y unas mejillas que podrían almacenar bellotas para medio invierno.
No tardé tampoco en percatarme de aquel orificio facial como saco sin fondo de alimentos y experimentos, las piedras del parque, las gomas del lapicero, las muecas del nuevo sabor. El primer bebé caralimón.
Y aquel primer contacto de mis pies con el pavimento frío y firme, el pistoletazo de salida, el comienzo del camino. La literalidad del binomio piedras + camino, y los codos encostrados. Correr, tropezar, correr! Las rodillas también valen.
Aullar de rabia tras la primera frustración , ese oso de peluche no es tuyo, quiero probar todos tus límites. La ley del no puedes , no debes. El fin de mi libertad salvaje abocándome sin remedio al inicio del ser civilizado, ahora que empezaba lo mejor. ¿Qué clase de broma es ésta?
El primer enfrentamiento con el dolor y el consecuente laberinto del desconsuelo dentro de mi diminuto cuerpo. Mi cara roja, casi morada, deshidratándome mientras miraba las llamas, repitiéndome que no volvería a tocarlo. Mis primeras notas mentales. Check3.
La música amansando a mi fiera. Y vaya fiera. El primer grito de guitarra , la primera voz rota, el primer lloro de violín, estallando en mis oídos como una revelación sanadora. ¿Habrá algo más maravillosidad2 que ésto ?
La verborrea tras el amanecer verbal. Mi mejor momento sin duda sobre los 3. Aquí estoy yo. Este niño comió lengua para desayunar. Y , ¿po que? Y , ¿po qué?. Dos personas hechas paciencia.
El Coco mostrándome el miedo bajo mi cama. Los brazos de mi Tula irrumpiendo en la madrugada como hechos a la medida de mi cuerpo, con el olor de la calidez y el consuelo. Si existiera la palabra ains4, ay, que me maten si existiera.
Pero es que ahora río, ahora lloro, ahora te quiero y ahora te odio. Dominado por la labilidad del sentimiento aún inmaduro, tortuoso, algo bizco y algo cojo
Bueno, y qué me comentas de aquella noche mágica en la que la palabra ilusión se hace mayúscula. Podría aventurarme a decir que es la mejor sensación de todas. La que da ese matiz positivo al concepto de asombro. Han venido a verme a mi! Han oído mis deseos sinápticos. Llegan en cabalgata bajo todas nuestras miradas de fuego. Momentazo.
Y podría no parar esta cadena nunca.
Viendo a mi madre y la Súper 8, quién viviera en ese verano.
Persiguiendo criaturas peludas en la carretera municipal.
Haciendo de los churretes un tatuaje natural.
Derramando mis carcajadas sobre el querer de mi hermano
Tropezando en las carreras y las visitas al quiosquero.
Repitiendo las 25 pesetas mejor gastadas.
Viviendo en los domingos de torrijas.
Cegándome con el brillo ante el primer regalo.
Sumergiéndome en el mar como un retorno al medio líquido.
Mirando al futuro como infinito.
¿Pero me puedes explicar qué es esta maravillosidad2?
Y todo esto desde el asombro. Quien fue niño, lo sabe.
1 Sonido que hace el mazo hundiendo las cabezas de los topos en la tierra.
2 Algo extremadamente maravilloso.
3 Sonido que hace la nota mental al archivarse en tu corteza prefrontal.
4 Sonido que hace el sentimiento de amor del bueno.